martes, 2 de febrero de 2016

*Deja que la locura sea cultura*

María y yo nos conocimos a través del teatro. Al principio ella congenió más con Raquel, que fue la que nos acercó y nos permitió conocernos. Siempre he sido de cocer a fuego lento los grandes lazos. Nos conocimos con 15, pero no nos hicimos inseparables hasta que años más tarde, decidimos revivir la etapa quinceañera a nuestra manera, y juntas. Ella me hizo mi primera rasta y me regaló un montón de canciones. La primera vez que disfruté un concierto o fui a un festival, fue a su lado. Nos unieron las palabras, a las que ambas siempre le hemos dado una preciosa importancia. Desde entonces nos hemos visto rompernos y recomponernos una y otra vez, hundirnos en las tormentas y resurgir de las cenizas. Nos hemos visto cambiar y mantener la esencia. Unas veces más lejos y otras más cerca, aún estando cada una en un país distinto, hemos encontrado el momento para hablar y compartir. Y con el paso de los años hemos alcanzado una de las cimas más complejas, pienso yo, de nuestra amistad: comprendernos, aceptarnos tal y como somos, y acoplarnos en esa adaptación de manera que todo sea muy sencillo. Con la confianza y honestidad para decirnos siempre lo que pensamos y la libertad de poder ser la una con la otra, sin miedos, sin exigencias.
Nos unieron las palabras, y hoy nos abrazan con más fuerza aún, con este blog.


Lo que fuimos: dos chiquillas con el mundo por delante para bailarlo hasta tener agujetas.

*Chiquilla, venga vente conmigo. Te puedo cantar canciones que te harán sentir bien. Y aunque al final mañana todo vuelva a su sitio, hoy estamos aquí y aún quedan muchas cosas que hacer.*


Lo que somos: niñas en cuerpo de mujeres a las que no se les gastan las ganas de echar a volar.

*Niña voladora.. a mí me encanta cuando me bailas! Tú y yo si tú quieres...compañeras diferentes.*


-Mireya-

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